04 junio 2014

Tres deseos (the patrons edition)

Hace aproximadamente un mes, un puñado de bibliotecari@s (sí, había de todo, hombres y mujeres), me enviaron tres deseos: aquello que les gustaría que todos (y todas) los usuarios (y usuarias) de la biblioteca, supieran o hicieran al entrar en una. Si se lo perdieron y les interesa, pasen por aquí.

Pues bien: una amiga (aunque no nos veamos mucho), me dijo: eh... nosotras también queremos hacer una lista de tres deseos! Aquello que a nosotras nos gustaría que hicieran todas las bibliotecarias. Y tenía más razón que una santa.

Así que tiré de nuevo de mi lista de contactos, y pregunté a unas cuantas personas ajenas al gremio bibliotecario pero usuarias de bibliotecas, que me contestaran a una pregunta similar, pero desde el punto de vista de la persona que utiliza la biblioteca.

¿Qué tres cosas os gustaría que l@s bibliotecari@s hiciéramos, o qué tres cosas podríamos hacer l@s bibliotecari@s para que las bibliotecas fueran mejores?

Y aquí están las respuestas. No contestó todo el mundo, algunas personas dijeron que no se les ocurría nada, una amiga me dijo que le gustaría que nos levantáramos más de la silla para acompañar a las personas a buscar los libros a las estanterías, pero me lo dijo de viva voz y después no me lo envió por escrito, pero l@s que sí contestaron a mi correo están tod@s aquí abajo.

Bibliotecari@s del mundo... ¡tomen buena nota!

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1. Lo reconozco: no soy usuaria habitual de las bibliotecas. Cuando lo hago, suelo ir directamente a buscar el libro que me interesa o asistir a la actividad de turno sin relacionarme con el personal. Pero hace tiempo que tengo contacto con bibliotecarios por otras vías y he podido descubrir que son grandes pozos de sabiduría, con una pasión por los libros contagiosa. Muchos usuarios no somos conscientes del conocimiento especializado que nos pueden aportar los bibliotecarios; nos equivocamos al verlos como una especie de servicio de atención al cliente al que recurrir en última instancia. No sé de quién es la culpa de esta falta de conexión; probablemente nuestra por no interesarnos más o por no atrevernos a romper el hielo… ¿Quizás estaría bien que ellos dieran el primer paso, ya que nosotros no lo hacemos, y se acercaran más sobre el terreno para invitarnos a contar con ellos?

2. Entiendo que mucha gente acude a las bibliotecas a estudiar y que hay que respetar las normas de convivencia, pero a algunas personas les puede coartar el silencio de las bibliotecas... Sin molestar a quienes buscan ese silencio, ¿se podrían habilitar espacios en los que los usuarios pudieran relacionarse con más libertad (entre ellos y con los bibliotecarios) e intercambiar opiniones y conocimientos? Donde poder hacerlo de manera espontánea, fuera de las actividades programadas para ello. Una biblioteca puede ser un buen lugar para hacer networking o compartir intereses (intelectualmente hablando, por supuesto). Ya puestos, quizás los bibliotecarios, que conocen a sus usuarios, pudieran actuar como mediadores si saben de un usuario capaz de ayudar o compartir opiniones con otro…

3. No sé hasta qué punto serviría como sugerencia: esta semana saltó la noticia de que Coldplay había escondido la letra de una canción en una biblioteca de Barcelona como parte de un concurso. Creo que la biblioteca no participó directamente en la campaña, pero quizás sería interesante buscar sinergias con entidades o grupos de interés para los usuarios y convertir las bibliotecas en “terreno de juego” para acciones concreta. O bien organizar esta especie de juegos directamente desde la biblioteca... Podría ser una manera de invitar a los usuarios a descubrir las bibliotecas desde otro punto de vista.

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- no os quejéis de los recortes, si no hay novedades, por ejemplo, haced ver a la gente que hay maravillosos libros que también en su día fueron novedades.

- no parezcáis funcionarios de hacienda, registro, o padrón. Las bibliotecas molan más y eso empieza por vosotros.

- que pongan maquinas de auto préstamo y dedicad vuestro tiempo a enseñar libros, a hacer talleres, sugerir actividades.

- separar claramente la zona de estudio de la zona de lectura de ocio, ambas juntas se contaminan.

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Déjame que te transcriba un trocito del libro que tengo entre manos La vida de las mujeres, de Alice Munro, en el que se habla de la biblioteca de Jubilee, un pequeño pueblo perdido en la Canadá de hace más o menos medio siglo:

"Al otro lado se leía SALA DE LE TURA PÚBL C". Las letras que faltaban nunca habían sido sustituidas. Todo el mundo había aprendido a leer las palabras sin ellas....En la biblioteca casi nunca había nadie aparte de la bibliotecaria, Bella Phippen, sorda como una tapia y coja como consecuencia de la polio. El concejo municipal le había ofrecido el cargo de bibliotecaria porque nunca había conseguido un empleo como era debido.....Su hobby era confeccionar alfileteros...Regalaba uno a cada chica que se casaba en Jubilee.
Una vez le pregunté donde podía encontrar algo, y rodeó el escritorio arrastrándose, cojeó pesadamente a lo largo de los estantes y regresó con un libro. Me lo dio, diciendo con la voz fuerte y solitaria del sordo: - Ahi tienes un libro precioso. ...La biblioteca estaba llena de libros como ese. Eran libros viejos, de color azul, verde o marrón apagado..."

Para la niña que narra esta historia, la biblioteca es un lugar cómplice donde su mundo se ensancha secretamente...Y eso me hace acordarme de la La niña del faro, recuerdas? (cayó en mis manos desde las tuyas!) quien también había encontrado en los libros un refugio, aunque la biblioteca en ese caso fuera un lugar hostil para ella...Lo que quiero decir es que la biblioteca es un lugar influyente que "salva" vidas, o si eso es mucho decir, que las inspira y dibuja de una manera más rica y luminosa...

La bibliotecaria para mí es el puente, es la embajadora de todo ese legado literario, es quien facilita y te ayuda amablemente en la búsqueda de un libro que llevarte al estómago. Idealmente, es también quien comparte su entusiasmo por los libros, alguien con quien puedes compartir y hablar y recibir consejo...Alguien que mira a las personas como si tuvieran un libro por pareja, y desde su intuición, procura el idilio perfecto! La bibliotecaria es una persona que ama los libros, los acompaña y los cuida...y cuando la bibliotecaria en cuestión es de esta guisa, eso se respira al entrar en su territorio...

Las bibliotecas son lugares estupendos, un regalo que las personas tenemos al alcance. Y de verdad hacen un trabajo ingente por redimensionarse, con todas su estrategias y programación de actividades. Para que fueran espacios todavía mejores, las bibliotecas podrían encontrar vías para dinamizar a sus lectores, espacios de intercambio donde poder compartir la pasión lectora, amen de los clubs de lectura, etc. Lo que ocurre entre un libro y su lector es algo íntimo y secreto, un encuentro invisible al mundo pero que a veces puede ser felizmente compartido. Pero a su vez, las bibliotecas son lugares llenos de palabras pero donde se promueve el silencio. ¿Cómo favorecer ese intercambio entonces? O para ser mas justa, porque eso ya se viene haciendo ¿cómo activarlo de una manera nueva, más actualizada y flexible?

Conozco una bibliotecaria, de la que soy muy muy fan, que consigue trascender las paredes del edificio, la fronteras del tiempo y del espacio, promoviendo iniciativas en las que convergen lectores de todo el mundo. Pienso en esa propuesta via librosfera (que esconde una bibliotecaria detrás), en la que pedía a amigos y visitantes que enviaran una postal con un fragmento de algún texto señalado. O cuando promovió la poesía en ese loco ejercicio de intercambio anónimo...¡qué divertido! Ella es una experta en el uso de la vía virtual, que tiene todo el potencial para sentar a todos los lectores, conocidos o no, cercanos o remotos, en la misma butaca, y dar voz a todos esos mensajes silenciados...Vía twiter, (aunque no lo uso, la idea me encanta!), sé que ella traslada las frases que pesca al vuelo entre salas y estanterías, porque desde su posición, los bibliotecarios son testigos de las vidas anónimas y pueden dar cuenta de que las bibliotecas son lugares habitados donde la vida ocurre.

Valoro mucho estas acciones en que siento que detrás de la bibliotecaria, hay una persona, y detrás de cada libro, alguien que piensa y siente y viaja con él... Bibliotecarias activas y usuarios también!

Las bibliotecas, como a las salas de exposiciones, me parecen lugares con todo el potencial y a la vez con el peso de un espacio normativo y una tradición en sus usos que reduce sus posibilidades, como si fueran espacios que preservan y por ello dotaran a sus contenidos de cierto olor a formol. Me gustaría que las bibliotecas, dentro del corsé en el que se inscriben, pudieran ser espacios abiertos a otros usos, como este: http://www.ciudadesparalelas.com/bibliotecaesp.html, que pude disfrutar en la Biblioteca Nacional de Catalunya por iniciativa del Mercat de les Flors ¿Por qué no imaginar una danza dentro de la biblioteca? Quizás la colaboración con artistas pudiera ayudar a introducir la sorpresa y nuevas formas de habitar esos espacios. Amen de arquitectos imagintivos que diseñen ambientes más acogedores y sorprendentes, en consonancia con todo el mundo de posibilidades que acogerán en su interior.

No sé si respondo a tu pregunta con este flujo de pensamientos desordenados...soy una lectora/usuaria muy poco disciplianda, de esas esporádicas y que entregan los libros con retraso. Pero si tuviera que escoger entre los espacios de uso público que más valoro de una ciudad, entre ellos estarían los parques y las bibliotecas, que se me antojan, ahora que lo pienso, bien cercanos...ambos regalan la sombra y la tranquilidad para que los seres se expandan y disfruten...Las bibliotecarias, como los jardineros, son quienes ponen todo su cuidado para que los demás nos sintamos a gusto y disfrutemos de la experiencia. Como en cualquier profesión, lo que valoro de ellas es su atención y su pasión por lo que hacen, algo que se convierte en una suerte de contagio, en un virus que felizmente nos alcanza. Cabe esperar por nuestra parte, como usuarios, que también promovamos la curiosidad, el respeto, la alegría y el agradecimiento. Así que muchas gracias a tod@s!

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Pero ¿Se puede hacer algo para que las bibliotecas sean mejores? No lo creo.
El personal cada día es más amable, hay un excelente catálogo online y se hacen actividades 'extra'. Están muy, muy cerca, de ser el paraíso.

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Que la vieja que da miedo no me mire con odio.
Que la vieja que da miedo cuelgue el teléfono.
Que la vieja que da miedo me atienda en vez de dejar que crezca la cola.

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Vaya por delante mis respetos a l@s bibliotecari@s que, como los enólogos, los dibujantes de cómic o los dependientes de sex-shop trabajan cada día con temas que a mi me infunden mucho respeto y que por ello cuentan con mi admiración apriorística. Aún más si consideramos que los bibliotecarios, como los profesores, forman parte del más injusto lumpen del funcionariado ya que son de los pocos que en lugar de producir desazón entre los contribuyentes, contribuyen a aumentar su acervo cultural. Vamos, que si algún funcionario ha de esforzarse en mejorar, son los funcionarios de la Agencia Tributaria, los del catastro o los del tesoro, que esos sí que necesitan lucimiento.
A lo que íbamos, que ya he perdido el hilo.
1) L@s bibliotecari@s han de hacer lo mejor posible su trabajo: catalogar, ordenar, adquirir (adquirir!), informar, promocionar... no es tarea fácil; casi vale por dos puntos
2) L@s bibliotecari@s han de dedicar sus esfuerzos a conseguir que los usuarios más jóvenes descubran el valor de los libros. Los mayores ya van porque les interesa, no problemo. Los más jóvenes... con internet tan al alcance de la mano ¿qué necesidad tienen de buscar información fiable en un artefacto hecho de árboles muertos? Conseguir que descubran ese valor, también son dos puntos.
3) L@s bibliotecari@s han de defender su valor como difusores de cultura y hacer partícipes a los usuarios de los centros de ese sentimiento. Ver una peli gratis en internet es un pecado; cogerla de la biblioteca es una hazaña cultural. Esa difusión cultural post-centro educativo es un bien de la sociedad que hay que potenciar.
Dejaremos para cuando Eppaña vaya bien lo de mesitas de centro con whisky de malta, las apps que recojan el historial bibliotecario del usuario o los algoritmos tipo Amazon para sugerir nuevas consultas; cuidando el presente y sobre todo el futuro, las bibliotecas tienen mucho trabajo por delante aun.

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Tenernos un cafelito preparado para cuando lleguemos no estaría mal. XD
Vaaale, en serio: ¿masajes? XD
1. No, vaaale: que cuando devolviéramos un libro nos preguntarais si nos ha gustado y, si es así, nos recomendarais uno similar, en plan if you liked this, you'll like... Y, en caso de respuesta negativa, nos avisarais de cuál NO pedir prestado.
2. Sé que cada uno os especializáis en cosas, pero no sabemos quién es quién ni qué hace. ¿Por qué no lleváis camisetas con frases como "Yo soy el que sabe de cómic", "Yo soy el de la informática", "Yo controlo todo sobre LIJ", "Pídeme las pelis a mí", etcétera?
3. Que hubiera una especie de programa que estudiara qué toman prestado los usuarios y los juntara con usuarios similares en una base de datos que tú, si quisieras, pudieras consultar para juntarte con congéneres afines a ti. Y, pensando ya en grandes dimensiones, que hubiera conectado a eso pantallas en las biblios parecidas a las de los aeropuertos con el número de carné(T) de cada uno y al lado frases como: "Acaba de llevarse XXX" o "Acaba de devolver XXX". Tal que así:

"El usuario n. 2211537677 acaba de llevarse El perro que corría tras una estrella."

Y así tú lo ves y puedes ir creando tu grupo de afinidades. Si quieres. Se trataría de una base de datos a la que uno se apuntara voluntariamente, claro. Una especie de red social bibliotecaria. Todo más elaborado de lo que digo. Pero se entiende la idea, ¿verdad? ¡Espero!

Te mando dos extras, por si te faltan:

4. Que las salas infantiles no se tomaran por ludotecas. Sé que esto no es culpa de los bibliotecarios, sino más bien de los padres. Y entiendo el problema de tener hijos y no saber adónde llevarlos, sobre todo en invierno, porque todo lo extraescolar cuesta dinero y la ciudad no está bien equipada para los críos, pero, lo siento, hay que educarlos y hacerles saber que la biblioteca es un lugar de silencio, para leer y consultar libros y cosas así de raras, y que donde empieza tu ruido, acaba mi concentración (y comienza el shhhhhhhh de sifón de los bibliotecarios). Porque una cosa es que charlen un poco por lo bajini y porque se les escapa, o se rían de vez en cuando, y otra es el desmadre que hay por las tardes de niños saltando y correteando y gritando y padres que los aparcan y se hacen los longuis. Ya sé que son niños, pero eso no es respuesta. Deben saber cómo comportarse en ciertos sitios. Bueno, en todos los sitios. Sé que esto no gusta, sobre todo a los padres, y lo siento, pero los chavales deben aprender a compartir los espacios públicos y a saber cómo comportarse en ellos con respeto por los demás. Y no hay que poner el grito en el cielo por eso, que parece que al decirlo te conviertas en Herodes. No estoy pidiendo silencio en una disco de salsa ni que no se chapotee en el agua en la playa, solo un poquito de por favor en la biblioteca. Ho sento, però #algúhohaviadedir.

5. Lo siento, pero #algúhohaviadedir també: que la biblioteca de Sagrada Familia no haga tanta peste. En ese mercado hay gato muerto encerrado. Es que ni los mercados huelen tan mal. Yo creo que hay un grave problema de ventilación. XD

***

[Gracias Joan, Ángel, Teresa, Chus, Juan Pablo, Carmen y Juan]

3 comentarios:

Elena Rius dijo...

Muy interesantes todas estas aportaciones. Para mí, la mejor idea -que suscribo plenamente- es la de que cuando alquilamos (o devolvemos) un libro podamos ver qué otras personas han buscado esa misma obra y qué otros libros han tomado prestados: todos los lectores nos movemos por recomendaciones, por afinidades. ¿Qué mejor que ir creando grupos de usuarios de biblioteca con gustos parecidos?

Anónimo dijo...

Pues mis tres deseos son:

1) Que no actúen como un funcionario de los del siglo XiX con manguitos y que se limitan a poner sello y recibir el libro, sin ni siquiera mirar al lector.

2) Que mantuvieran un contacto, con sus lectores. Que bonito seria tener un bibliotecario de cabecera que te conoce tus gustos y, que este te remitiera de vez en cuando al especialista (novela histórica, sudámericana, etc, etc)

3) Que creen el ambiente y potencien actividades que lleven a la lectura.

Estoy convencido que tú las reunes...;-)

juan

sfer dijo...

Sí, Elena, a mí también me encantaría. Y más sabiendo que no es algo imposible de hacer, pues hay muchas librerías online, como Amazon, que es un servicio que ya ofrecen por defecto: los usuarios que han comprado este libro también se han interesado por... Es decir, que "informáticamente" hablando, es posible. Pero claro... las bibliotecas (si para bien o para mal seguro que daría para discusión!) no somos amazon ;-)

juan, gracias por ese "convencimiento". creo que yo desde luego no soy de las funcionarias de manguito que se limitan a poner el sello, sobre todo porque si así fuera te aseguro que no hubiera aguantado los once años que llevo trabajando en una biblioteca! lo de bibliotecaria de cabecera, creo que puede ser que sí lo haya conseguido con algunas personas, pero considero que lo consigo más a través de este blog que no en la biblioteca "real" en la que trabajo. y lo de las actividades que fomenten la lectura, es, para mí uno de los objetivos de todos y cada uno de los días que voy a trabajar :-)